jueves, 18 de abril de 2013

la Marca España? es el Estado del Bienestar actual, diseñado para beneficiar exclusivamente a la casta política.





La devaluación de la famosa Marca España tanto dentro como fuera de nuestras fronteras indica que el país se encuentra en estado de descomposición por culpa de una casta política extractiva. Y esto solo puede cambiarlo la sociedad civil. ¿Cuáles son las variables internas y externas que podrían potenciar nuestra marca país?
Los elementos tangibles e intangibles que definen y aportan valor a la marca de una empresa se identifican con la imagen institucional, la reputación corporativa, la calidad tanto del equipo directivo como del capital humano, la función social, los valores representados o proyectados, los beneficios económicos, el posicionamiento en el mercado, la diferenciación en el modelo de negocio, el perfil y el número de clientes, el nivel de internacionalización, etc.
Cuando una compañía comete una acción irresponsable o delictiva, causando con ella graves daños a la sociedad, a sus clientes o al entorno medioambiental, ¿qué medidas debería adoptar el equipo directivo (y el consejo de administración) al objeto de proteger la marca de la empresa? ¿Se deben depurar responsabilidades o hay que intentar ocultar el hecho? Sin duda, la marca de la empresa podría salir reforzada si los gestores de la misma asumen inmediatamente las responsabilidades e intentan paliar los daños ocasionados con celeridad.

¿En qué debemos fijarnos?

Suponiendo que un país pueda tener una marca propia, ¿cuáles son las variables internas y externas que podrían potenciar o devaluar una "marca país"? Fijémonos en el nivel de independencia del sistema judicial, el grado de corrupción política, la calidad del sistema democrático, la sostenibilidad del modelo económico de crecimiento, la eficacia del modelo educativo, la flexiseguridad del mercado laboral, la calidad formativa, moral e intelectual de la clase dirigente, el grado de madurez democrática de la sociedad, el nivel de emprendimiento...
Pero centrándonos en la marca de nuestro país, ¿está siendo utilizado el término "marca España" por la casta política para tapar sus corruptelas con la engañosa excusa de protegerla? Lo más conveniente para proteger la "marca España" es regenerar nuestro caduco sistema pseudemocrático para implantar una verdadera democracia y procesar a todos los corruptos con celeridad.
Veamos un  ejemplo en relación con lo anterior y respecto a la imputación de la Infanta Cristina en el caso Nóos: determinados políticos han manifestado públicamente que dicha imputación perjudica a la marca España. Pero habría que añadir a esta declaración política de intenciones que la citada imputación beneficiaría a la "marca España" si la misma se ajustara a derecho. Porque en caso contrario, evidentemente, la perjudicaría. Un ligero pero relevante matiz.

¿Qué nos está perjudicando?

La "marca España" representa en la actualidad, tanto en el exterior como a nivel interno, millones de parados, corrupción política institucionalizada, despilfarro y descoordinación autonómica, gasto político excesivo, creciente pobreza infantil, impuestos desorbitados, cajas bancarizadas salvadas con dinero público, pymes y autónomos expoliados, clase media en extinción, sistema de pensiones en peligro, sistema educativo fracasado (LOGSE)...
¿Se va pareciendo España, progresivamente, a Venezuela? ¿Quién se atreve a invertir, por ejemplo, en la 'República Bolivariana de Andalucía'? El mayor escándalo de corrupción política de la democracia (los EREs andaluces) se está intentado tapar a través del decreto andaluz contra los desahucios, un plan bolchevique que atenta contra la propiedad privada y, por tanto, contra la libertad. ¿Por qué no se expropian los miles de pisos desocupados propiedad de la Junta de Andalucía?
¿Es aconsejable invertir en la futura República de Cataluña, una autonomía que enarbola la bandera de la independencia pero oculta la corrupción institucionalizada y utiliza la vía lingüística como principal vehículo de poder? ¿Y en el País Vasco, donde la dictadura terrorista y secesionista aceptada por el PSOE ha terminado haciendo amigos en el PP? ¿Y en el resto de CCAA? El despilfarro sigue intacto.
¿Qué valores aporta el bipartidismo corrupto? El PP es un partido actualmente socialdemócrata y acomplejado que está gobernando España de forma intervencionista, antiliberal y, contrariamente a lo que predica su programa electoral, se ha convertido en un rehén ideológico de la izquierda (concepto obsoleto). La actual oposición, el PSOE, es un partido que históricamente nunca ha aceptado el resultado de las elecciones cuando las ha perdido, y que para recuperar el poder no duda en alinearse con la ultraizquierda radical y antidemocrática, con el separatismo o con el escrachismo bananero y sectario dirigido únicamente contra los políticos del PP.

¿Queremos empobrecernos más?

La sociedad española también es culpable, o al menos parte de ella, porque todavía existen muchos ciudadanos que siguen apostando, según una reciente encuesta realizada por el BBVA, por una fuerte presencia del Estado en la economía. Y esto es un factor que ha llevado a España a la situación de crisis económica actual, ya que el país no ha sido capaz de apostar por una auténtica austeridad respecto al gasto ineficiente y por el emprendimiento. Más Estado significa más políticos interfiriendo en la economía, más pobreza, más intervencionismo, más impuestos, más corrupción, menos libertad, menos competitividad...
¿Estado del Bienestar insostenible? No lo creo. En España debería haber suficientes recursos para mantener un Estado que, al menos, ayudara socialmente a todas los colectivos desfavorecidos. Insostenible es el Estado del Bienestar actual, diseñado para beneficiar exclusivamente a la casta política.
¿Qué piensa Bruselas de la política económica del Gobierno (que también forma parte de la marca España)? El último informe de la Comisión Europea muestra que las pseudoreformas de Rajoy no están dando ningún resultado porque la deuda aumenta y, por ende, el gasto público-político no se recorta para proteger a los privilegios de la casta y su legión de enchufados.

miércoles, 17 de abril de 2013

No existe espectáculo más desolador que abrir una nevera y que no haya nada dentro.



¿Porqué no habrá estallido social? Porque hay 6 millones de parados y 16,5 millones trabajando y como bien ha dicho la solidaridad y la empatía no es una virtud española. Este gobierno de forma magistral, abyecta pero magistral, está conviertiendo a los excluídos en enemigos de los no excluídos ,aunque la mayoría no del todo incluídos pero da igual, en España tristemente da igual. 
Además existe otro factor igual de contundente, ¿quien promoverá dicho estallidos social? pero sobre todo ¿quien lo liderará? Los representantes de la izquierda, como los que se autedonominan únicos y verdaderos (ejemplo hay muchos en el foro), con que apoyos contarán si ni siquiera los excluídos cuentan con ellos, si ni siquiera tienen como principal prioridad acabar con la derecha, su principal prioridad es saldar cuentas con el PSOE, si ni siquiera son capaces de sacrificar algo su ego en aras de conseguir algo parecido a una victoria.
Un estallido social sin sentido, sin dirección, sin objetivos no es más que un cúmulo de frustraciones y violencia desatada, pero no consigue nada y a veces (no siempre) empeora todo.
Lo que hay que hacer es dejar la soberbia a un lado, el ego, la hiperdignidad, los maximalismos, los dogmas irrenunciables y comenzar a pensar como se puede sustituir a este gobierno de mierda (perdón). Al final se ha demostrado que el voto en contra cuando significa una pérdida del poder es lo único que le duele a la derecha.
Es lo que tienen los paises sin tradición ni educación política, que los cambios, las revoluciones, se hacen por razones bio-lógicas (hambre, frío) en vez de razones lógicas. Y ya sabemos que el cuerpo sobrevive bastante mas tiempo que la paciencia. De modo que yo también creo que de momento no hay 'revolución'. Y como somos bastante histriónicos los mediterráneos en general, todavía nos queda ver escenas de verdadero 'fin del mundo', pero, de no saltar una chispa detonante imprevista, tendremos que esperar a, como bien dice usted, ver el frigorífico con una triste pera, el 51% de la población. Entonces se montará 'nuestro apocalipsis hispano', ya sabe, sangre y cunetas abiertas por todas partes. El estilo de 'estos' sigue siendo el mismo que hace 50 años, y 100 y 300 : tétrico.
La esperanza, para mí, está depositada en la juventud y en la capacidad que tengamos de concienciarles sin dogmas en la búsqueda de ese 'mundo mejor posible', que, por supuesto no encaja en ningún nicho que ahora ofrecen estas falsas democracias parlamentarias occidentales, donde 'vales por lo que tienes', sino 'valemos todos lo mismo y la competencia está en SER en vez de TENER. 
Los pueblos de una gran parte del planeta queremos ser protagonistas de nuestro destino, ese es el gran cambio, sabemos que podemos y está en marcha inexorablemente.

Ya me callo. Y me importa tres cojones que me llameis ingenuo (o cosas peores), yo tampoco sé cómo echar a Rajoy o parar la 'regresión' y si lo supiera, nadie me haría ni puto caso..

No existe espectáculo más desolador que abrir una nevera y que no haya nada dentro. ¿A cuántos españoles les ocurre eso?
Mis competentes amigos me dicen que estamos muy próximos al estallido social. Yo creo que no. No se dan los niveles de deterioro económico para ello. Y, además, los españoles están aletargados socialmente y son reacios a la protesta masiva. Las manifestaciones lo corroboran. No se produce la queja colectiva y se limitan a lo sectorial, como por ejemplo las huelgas y concentraciones de batas blancas. Pero, y ya es redundante la pregunta, no se sabe dónde están los seis millones de parados, ni los ocho millones y medio de pensionistas vapuleados por la carestía de la vida, ni los tres millones de funcionarios de sueldos y extras reducidos, ni los perceptores de exiguas subvenciones o ni siquiera eso. Solo quejas continuas pero no unificadas de ahorradores engañados y arruinados, o desesperados, también continuas pero no unificadas, de desposeídos de sus viviendas. Y si no se produce esa unión no existirá la posibilidad del estallido. La prueba la veremos el próximo día 25 ante el Congreso de los Diputados. La gente se amolda a la pérdida de su capacidad económica. Porque, por supuesto, la pérdida de valores éticos o culturales no mueve a actitudes colectivas. Solo cuenta lo económico.
Lo relevante, en contra de la tesis de mis amigos, es que no huele a estallido, no se percibe, no se intuye, yo al menos, como inminente, y todo queda reducido al área del deseo y no generalizado. El poder, político y económico, está seguro de su capacidad de sujeción y represión, y existe gran número de ciudadanos que, temerosos o indolentes, prefieren dejar las cosas como están, no vaya a ser peor el remedio que la enfermedad y se muestran comprensivos con la acción gubernamental. En contra de lo que se dice, la solidaridad no es una de las mayores virtudes españolas.
Mis sabios amigos aducen que estamos en una situación insostenible y sin vías de arreglo, y una situación insostenible revienta, concluyen con datos, que es lo que a su juicio decide: 57.000 personas en lista de espera quirúrgica solo en Madrid, 35.000 desahucios en los últimos cuatro años, 27% de paro, copago hasta en asistencia domiciliaria a ancianos impedidos, comedores sociales de Caritas o municipales, bancos de alimentos, gente rebuscando comida en la basura con multas de 750 euros por hacerlo… Todo un descalabro social. O giro inmediato de 180 grados o esto revienta. Y la próxima declaración de la renta como puntilla.
La única diferencia con mis amigos reside en la inminencia o no del estallido. Por si acaso, el Gobierno engrasa las porras. La rebelión de las masas, que dijo aquél. El frigorífico vacío es el termómetro.
 Esperemos que lo del atentado de Boston sea obra de un loco y no de autoría árabe. Porque en ese caso, algún país será devastado, y la economía mundial caerá nuevamente en picado. Los USA siempre justos jueces del mundo y de sí mismos.
 El presidente de Pescanova vendió un 7.5 % de sus acciones en la empresa a escondidas, antes de instar el concurso de acreedores, y obteniendo un beneficio de 31,1 millones de euros. Es absolutamente necesario cambiar la legislación penal; no es admisible por más tiempo que las cárceles estén llenas con autores de pequeños o medianos delitos, y las grandes estafas, banca, cajas, empresa privada, etcétera, queden impunes.

Para el gobierno del PP, la exclusión social no es un riesgo, sino un insignificante daño colateral del que nadie debe hacerse responsable



Cuando el presidente de la COE dijo aquello tan nefasto que los trabajores debian trebajar mas y cobrar menos, sentó un precedente peligroso para todos los que están buscando un lugar conde ganrse un sueldo.
Si un señor con una idea de negocio no puede desarrollarla por falta de apoyo de la banca, no podrá dar empleo a nadie salvo a sí mismo.
Y claro, ni todos los que estan desempleados pueden convertirse en autónomos, ni los que están desesperados en las colas del "INEM" van a encontrar de hoy para mañana un empleo. Tanto da que sean jóvenes hasta 35 años (que locura, a esa edad ya estan en edad adulta, no basta con cambiar el rótulo) como que sobrepasen esa edad peligrosa de los 40, ya no tienen posibilidades reales de recolocarse.
Van a ser todos ellos dependientes de la administración de por vida. Subsidios, ayudas, depresiones, suicidios, etc.etc.
Hay tantas personas con una cualificación media que no encuentran empleo ....., no tan solo los que terminan hoy sus estudios están en esas listas malditas que no se acaban nunca.
Gobierno, banca, empresarios añejos y nuevos, ¿Que salida tenemos?

Después de haberse burlado hasta la saciedad de los “brotes verdes” en tiempos de Zapatero, no me explico cómo el Gobierno del PP tiene el valor de aventurar –con la que está cayendo- que 2013 será el último año de la crisis. En pocos días lo han asegurado así el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y el propio Rajoy; este último durante su discurso ante la Junta Directiva nacional del PP, tras la que -una vez más- no permitió preguntas de la prensa. Según ellos, hay indicios suficientes para pensar que volveremos a crecer de forma significativa el año próximo, aunque basta echar un vistazo a nuestro alrededor para dudar de que tales indicios existan.

Desde luego, no deben de referirse a la evolución del mercado de trabajo, porque los últimos datos oficiales –conocidos esta semana- son realmente pavorosos, por más que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, pretenda convencernos de lo contrario. Durante el mes de marzo, en efecto, hubo una pequeña disminución del paro registrado (cinco mil personas en números redondos), pero eso es sólo una verdad a medidas. Una de las verdades a medias que a los gobiernos –y en particular al de Rajoy- les gusta utilizar con frecuencia para que los ciudadanos crean cosas que luego ellos puedan afirmar que nunca dijeron.

Aunque el paro registrado por el antiguo INEM –hoy SEPE- experimentó un ligero descenso en marzo, lo cierto es que, lamentablemente, no se debió a la creación de empleo. Al revés: los contratos –tanto indefinidos como temporales- suscritos a lo largo de ese mes fueron 969.627; o sea, 85.000 menos que en marzo de 2012. Y eso sólo puede significar una cosa: que el paro registrado disminuyó porque cada vez son menos los que se apuntan a las oficinas de empleo, al haber perdido toda esperanza de que allí les ayuden a encontrarlo.

Hay un dato muy revelador: el colectivo “sin empleo anterior” lleva tiempo bajando, a pesar de que en los últimos doce meses se han evaporado más de 700.000 puestos de trabajo. Buena parte de ellos, por cierto, gracias a los desastrosos efectos de la reforma laboral impulsada por la señora Báñez. Pues bien, en el colectivo “sin empleo anterior” suele haber sobre todo jóvenes, entre los que -para desgracia de España- ya se vé cómo ha prendido la siempre inquietante llama del desánimo.

Lo peor ni siquiera es el cinismo. Invocar la inviolabilidad del hogar o la edad del hijo de la vicepresidenta del Gobierno para condenar los escraches, implica consecuencias más graves. Estas declaraciones explicitan que la sensibilidad de quienes se sienten agredidos se limita a los miembros de su propio grupo. Así, el hogar de los desahuciables se puede, y se debe, violar con una ley injusta en la mano, y sus hijos, igual que los de los proletarios del siglo XIX, no cuentan como bebés. Para el Gobierno del PP, la exclusión social no es un riesgo, sino un insignificante daño colateral del que nadie debe hacerse responsable.
Permítanme, por tanto, que levante la voz para aclamar el decreto de una consejera de IU, que aplauda con fervor la iniciativa de la Junta de Andalucía, la única medida que se ha tomado en España desde hace mucho tiempo para proteger un derecho constitucional esencial de los ciudadanos. A pesar de las constantes intoxicaciones, de las retorcidas interpretaciones que ha inspirado, esta disposición —equiparable por otra parte a las normas que penalizan a los propietarios de viviendas desocupadas en muchos países de la UE— tiene un valor que excede con mucho su propia aplicación.
No se podía hacer nada, decían, pero resulta que sí se puede. Ha muerto la política, decían, y miren por dónde, acaba de resucitar. Todos son iguales, decían, y sin embargo han dejado de serlo. Báñez le mete un hachazo a las pensiones por decreto mientras sus portavoces critican que Cortés escoja la vía del decreto para atacar a bancos y especuladores. Lo peor no es el cinismo. Lo mejor es que una Administración haya sabido reaccionar para sacarle los colores de la vergüenza a todas las demás. Y el fin de la cantinela del voto útil. Y la alegría de encontrar en la unidad de la izquierda una puerta abierta hacia el futuro
España ya no es la que era, ni siquiera la que iba a ser. Cientos, miles, docenas de miles de chavales agarran el petate y se largan al extranjero, donde sea, cuanto más lejos mejor. No es como cuando nuestros abuelos se iban a hacer las américas y volvían con una fortuna portátil en las manos; ni tampoco lo mismo que cuando nuestros padres marchaban a trabajar de albañiles o de camareros unos años para sacarse unos ahorros y regresar. Ahora se va la generación más preparada de nuestra historia (médicos, científicos, ingenieros, licenciados, doctorados) hartos de un panorama negro como la pez, de un país que sólo ofrece oportunidades a mangantes, lameculos e inútiles en general.
Y se van para no volver, no ya porque aquí no haya futuro, que no lo hay, sino porque el poco presente que nos quedaba lo vamos dilapidando a ritmo de pasodoble. Una monarquía putrefacta, una justicia empantanada, una casta política corrupta o inepta dan la medida del país. Se están yendo los cerebros y se quedan los culos, los estómagos agradecidos, también los pobres que no tienen ni petate que liar ni piernas para echar a correr.
Luis León, un amigo al que encontré en facebook trabajando de cocinero en Canadá, me dice que él no piensa volver, que ya está arreglando los papeles de inmigración para quedarse allí. No es un mal sitio para residir, algo frío, pero hace más frío aquí y más frío que va a hacer. Luis no es el único sino sólo uno más de los miles y miles de exiliados forzosos que se han lanzado al ancho mundo en busca de un curro, de una tabla de salvación. A este paso, facebook se va a convertir en la provincia más grande de España, la más joven desde luego, y la más lúcida también.
Esto es algo que siempre le agradeceremos a Mariano, pero también a José Luis, que estuvo ocho años llevando el relevo; a Jose Mari, que forjó una prosperidad con techo de cemento y pies de barro, un linaje de oligarcas analfabetos y jornaleros eruditos; a Felipe, que despilfarró una década en pelotazos y bonsáis; a todos y cada uno de los mandamases que siguieron promocionando una España de charanga y pandereta, un país de servicios, de camareros, de chapuzas, de banqueros impunes, de juerga y chirigota.
Lo que ha quedado, después de la juerga, es un lodazal devastado, una olla podrida, una corrida de toros humanos, un hazmerreír, un hazmellorar donde el dinero público se va por el desagüe de los eres andaluces o esquía tranquilamente por las cuentas suizas. Gracias a todo eso y a los hospitales desguazados y los colegios reconvertidos en guarderías se ha actualizado de golpe aquel escalofriante soneto de Quevedo en que no veía cosa en que poner los ojos que no fuese recuerdo de la muerte. El último que apague la luz.


lunes, 15 de abril de 2013

¿porqué al PP o al POSE un diputado le cuesta 60.000 mientras que IU más de 200.000 votos ?



En un plebiscito virtual, se destaca como resumen que los españoles ya no confían en el Rey ni en la institución.
¿Pero en qué confían aún los españoles? En nada, se puede también sintetizar. No confían ni en los políticos ni en la justicia ni en los banqueros ni en los curas (bueno, en los curas no estoy tan seguro) ni en la Constitución ni en las autonomías ni en la honradez de los cargos públicos ni en Europa ni en la OTAN ni en el gasto militar ni en el mantenimiento de las pensiones ni en la reducción de la tasa de paro ni en los sindicatos ni en la reformas sanitarias o educativas ni en la ley electoral ni en la policía ni en la democracia ni en nada. Es difícil encontrar algo en lo que confíen los españoles. Les emplazo a que me digan ustedes en qué. ¿Se puede vivir con tal desconfianza en todo, puede aguantar así un país?
Y lo que es peor: desconfían de que nada de esto se puede enmendar. Es decir, quisieran arrasarlo todo y sustituirlo. ¿Pero sustituirlo con qué? La lógica más elemental conduce a que habría llegado el momento de renovarse para no morir de desidia y desesperación vital, aunque la sustitución fuera solo de limpieza sin alterar el sistema, y aun sabiendo que la mayor tortura para toda persona inteligente reside en la imposibilidad de cambiar el sistema y sus estructuras. Porque, no seamos ingenuos e ilusos, cambiar el sistema no es posible. Está bien y es encomiable ser soñadores, utópicos, revolucionarios mentales y orales, anarquistas, incluso marxistas de viejo cuño que es igual que el nuevo. Eso es lo que mantiene a millones de españoles decentes con esperanza en la vida, es el oxígeno para respirar. Si no hay soñadores, no hay futuro. Es cierto también que si no se intenta no se consigue. Pero la realidad, en mi opinión que ojalá esté equivocada, es cruel.
Por eso lo sensato, y práctico para que no nos arranquen la cabeza, es confiar al menos en nuestras posibilidades de hacer la crítica coherente de lo posible. Yo, sí, ríanse de mí por repetido, confío en el voto. El voto es la única bala que poseemos. Yo confío también en que seamos capaces de marcar el rumbo del tiro. El voto es el único escrache irreprimible. No se me ocurre otra salida, tal vez les parezca pedestre. Pero al menos confío en algo. Me gustaría que ustedes dijeran en qué confían o si se limitan a desconfiar de todo, amigos y familia aparte. Ah, y no confío en la violencia ni en guillotinas como solución. No por motivos morales o éticos, sino porque creo que no es posible. Nos aplastarían, llámenme cobarde. No seamos mártires, seamos hábiles. ‘Vale la pena co-gobernar para hacer estas cosas’, dice Diego Valderas, vicepresidente de la Junta y dirigente de IU, en referencia a la ley andaluza sobre la vivienda y los desahucios. Ya no queda tanto para que, si queremos, el voto sea un huracán.
Y en todo caso siempre nos quedarán los sueños.
Gota TORPE: Javier Arenas: ‘Hay que ser muy miserable para no ver el papel clave de la Monarquía’. Me declaro miserable: creo que tuvo un papel clave en la resolución del 23-F, pero también creo que actualmente ha dejado de tenerlo y constituye más bien una rémora.

Seguramente tendrá mala conciencía por lo mentiroso que es y habrá ido ha confesarse con el Papa y le de su santa absolución. 

EL CAMBIO CLIMÁTICO CALENTARÁ LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS. HAMBRE MUNDIAL A LA VISTA(total sobramos unos cuantos millones y ya sabremos a cuales les tocara irse ante).

La ONU advierte que los precios de la carne y de los productos lácteos aumentan cada vez más a consecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos en EE.UU. y en muchas otras partes de Europa y centros de producción mundial de alimentos.

De acuerdo con la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con sede en Roma, se prevé que la producción mundial de trigo caiga un 5,2% en 2012, mientras que la cosecha de muchos otros cultivos para alimentar al ganado podría disminuir un 10% respecto al año pasado.

"Las poblaciones están creciendo, pero la producción no sigue el ritmo del consumo. Los precios del trigo han aumentado un 25% en 2012, los del maíz un 13% y los productos lácteos un 7% solo el mes pasado. Las reservas de alimentos [cuyo fin es proporcionar una protección contra el aumento de precios] están en un nivel crítico”, dijo Abdolreza Abbassian, un economista de la FAO.

La advertencia se produce mientras algunos supermercados británicos luchan por mantener los estantes abastecidos con productos frescos. Algunos expertos afirman que esta subida agrava los temores de que se repita la crisis alimentaria de 2007-2008, que afectó gravemente a numerosos países pobres.

Así, el informe del Instituto de Investigaciones económicas de Samsung (SERI) predice que la inflación en agricultura y el aumento del precio del petróleo conducirán a un aumento de las presiones inflacionistas en la escala global, así como a una escasez de alimentos y el petróleo, lo que agravará la situación de la economía global aún más. Con un aumento de las presiones inflacionarias, los países tienen menos oportunidades de estímulo económico, y se puede extender la apatía en la economía. 

Tanto el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, como el de la OMC, Pascal Lamy, se muestran inquietos por los posibles efectos adversos que el aumento de los precios de los alimentos puede acarrear para los países pobres y abogan por mejorar la protección social, el apoyo de la cosecha local y fortalecer los mercados regionales

Y, bueno, seguimos vivos. En eso sí confío.



Ya que hablamos de Historia, hablemos. Pero no de los últimos 2.000 años, ni siquiera de Babilonia y Egipto. De antes, de mucho antes.
Hace 7 u 8 millones de años, el australopitecus poblaba Africa. Luego llegó el "Homo habilis" que era algo parecido al trilero que abunda en los parqués y en muchas instituciones financieras. Este homo habilis ya construía instrumentos para la caza. Posteriormente, tras el descubrimiento del fuego el homo habilis, con un cerebro mucho más desarrollado que el australopitecus, llegó a Europa y después a Asía. Posteriormente llegó, dentro de esa evolución, el "Homo sapiens". Este se caracterizaba por tener un cerebro significativamente mayor que su antecesor el "habilis" o el "erectus". Y es que el Homo sapiens, al que tengo la suerte de pertenecer, además de Inteligencia tiene Razón.
Y hoy en día nos encontramos con el hecho de que en la especie humana no todos los seres han evolucionado por igual, ni mucho menos. Y se da la situación de que son precisamente esos restos de australopitecus y habilis los que dirigen al homo sapiens, copando gobiernos y poderes económicos. Y es que la evolución humana es muy lenta. Desde Atapuerca hasta hoy han pasado 800.000 años y parece que fué ayer. Algunos se mantienen intactos como entonces y son totalmente incapaces por sí solos de superar ese eslabón que les falta en la cadena evolutiva.
¿Cuántos cientos de miles de años hacen falta para que den ese paso? Si fuesen "sapiens" les bastaría 20 minutos de reflexión para comprender que el futuro de la Humanidad no puede basarse, en ningún caso, en la codicia, la avaricia y la explotación del hombre por el hombre, pero como son “habilis” tardarán millones de años en comprenderlo. Antes llegará un meteorito e iremos todos al carajo que ellos comprenderán ésto.
‘voto, s. Instrumento y símbolo del poder de un hombre libre para quedar como un necio y arruinar su país’
Ambose Bierce, ‘El diccionario del diablo’

Reinterpretando la letra del tango ‘Fumando espero’ de Félix Garzo, podríamos decir: votar es un placer / genial, sensual.
Pero el voto, como el fumar o el beber, es un vicio que hay que combatir en aras de conseguir una sociedad verdaderamente libre.
Se acusa a quien no vota de todo: que si antisistema, que si alborotador, que si piojoso, que si inconsciente, que si cabeza hueca, que si reaccionario (los comunísticos de pureza intachable son muy aficionados a la última definición).

El voto y todo lo que conlleva se ha convertido en un dogma de fe, y quien no vota no tiene derecho a quejarse. Sin embargo, precisamente el que no participa en el Gran Circo de la Democracia, es quien más derecho tiene a quejarse; pero votar (una opción tan válida como la abstención) significa, de facto, aceptar el juego que las democracias capitalistas han impuesto. Porque, amiguitos, no es lo mismo votar en libertad que votar en ese divertido simulacro de libertad que llaman democracia.

Se nos acusa a los que no votamos de ingenuos, de utópicos de no tener los pies en el suelo (y posiblemente todo eso es cierto), pero muchos comunísticos radicales se animan y animan a votar creyendo que su ideal podrá triunfar. ¡Ingenuos! ¿Qué pasó en la Italia de los años 70 con el PCI?

Con los medios de formación de masas (los mal llamados medios de comunicación), con la banca, la Iglesia, los colegios privados y concertados, los sindicatos domesticados, el ejército, la policía, la monarquía rampante, y un pueblo ignorante, temeroso y desinformado, es prácticamente imposible que una opción de izquierdas consiga mayoría en una democracia capitalista avanzada. 

En tales circunstancias, la abstención es una estrategia de lucha (de no colaboración) tan válida como el voto (y, desgraciadamente, igual de inútil).


Pronóstico personal para las próximas elecciones generales:

PP. Mayoría (no absoluta) con pérdida notable de votos.
PSOE. Pierde bastantes votos, pero no desaparece del panorama político.
IU. Significativo avance, pero todavía insuficiente para presionar al PSOE.
Partidos de extrema izquierda y/o comunísticos. Representación irrelevante o nula.
Felipe VI ya es el nuevo y flamante Rey de España. El pueblo lo adora.
Hombre, confianza, lo que se dice confianza, más bien poca. Pero lo prefiero, visto lo que da de sí una confianza total, ciega: fanatismos, intolerancias, justificaciones de lo injustificable, seguidismo acrítico, o apatía social, bien porque ya están los ‘míos’, bien porque ‘los míos’ estarán.

Y a pesar de que no se puede, por ejemplo, estar un poquito embarazada/o en cambio sí que se puede estar un poquito confiado en que la gente sencilla, llana y trabajadora seremos capaces de transformar esta mierda de sociedad en algo mejor, cualitativamente hablando. Aunque me eche a los demonios, a veces, aunque me descorazone cuando la sumisión sigue al miedo en lugar de incitar a la rebelión, todo hay que decirlo. Pero entonces es cuando recuerdo aquella frase gramsciana (el auténtico, eh) que dice que frente al pesimismo de la inteligencia (que yo traduzco también como la visión de la ‘realidad’, que no suele ser para echar cohetes) existe el optimismo de la voluntad. Si además esta voluntad se colectiviza, pues ese espacio que ganamos en el camino hacia el horizonte, que dice Galeano, creo.

En cuanto al voto, me reafirmo en que es algo en lo que puedes depositar cierta confianza siempre que (en mayúsculas) vaya acompañado de ‘movimiento social’. Como he dicho en otras ocasiones, ni sacralizo ni demonizo el voto. Depende, que decía Jarabe de Palo.

Porque soy de la opinión de que no hay mayor engaño que el que nos han colado para que veamos como el ‘súmmum de la democracia’ el acto individual, aislado y pautado de introducir un papelillo ya impreso en una urna. Una vez cada cuatro años montan la ‘fiesta de la democracia’, y el resto del tiempo o eres un ‘nazi’ o quieres ir demasiado deprisa. Son tantas las limitaciones que rodean esa acción simple de votar que, sin un marco democrático que desarrolle y ampare la toma de decisiones por ‘el pueblo’), lo usan con delectación (e inutilidad) tanto tiranuelos con pretensiones como los autodenominados estadistas de tres al cuarto, que son el resto de gobernantes, en general. 

Y, bueno, seguimos vivos. En eso sí confío.