lunes, 2 de abril de 2012

Cuidado con las llamadas participaciones preferentes


No se puede decir que no fuera en esta ocasión por no estar avisados, no señor. Y es que viendo recientemente esta semana lo ocurrido con las preferentes de Novagalicia Banco, las cuotas participativas de la CAM y las acciones de Banca Cívica, uno se pregunta si Internet vale para algo. Es solo teclear en Google ´participaciones preferentes´ o ´cuotas participativas´ y ver los comentarios que salían en prensa y en webs de economía cuando las entidades financieras las estaban comercializando y que aún así se comprasen, cuando menos es indicio de que la gente no está preocupada por dónde tiene su dinero metido.

Vale que me digáis que es que no toda la gente ve Internet. Puede ser. Pero me niego a creer que los que cayeron en estos productos no tienen a algún conocido que les pueda asesorar o alguien de su confianza a quién le pudiesen preguntar.
Pero el caso no sé si porque confían aún en las entidades financieras o porque los empleados de su sucursal tienen una capacidad de convencer a la gente fuera de lo normal, que muchos clientes cayeron y compraron estos productos con sus ahorros, muchos de ellos teniendo en cuenta que es su única forma de subsistencia.

Y como dice el refranero español, muy sabio en la mayoría de las ocasiones: ´de aquellos polvos vinieron estos lodos´.

Lo realmente curioso es que estos productos sofisticados, que yo más bien definiría de diseño para que el cliente en ningún momento sepa donde mete sus ahorros, se comercializaron cuando ya la crisis llevaba un par de años en marcha y se había observado el papel importante que tuvieron las entidades financieras en ella. Aún así, confiados ellos, decidieron fiarse de sus entidades e invertir. Unos, perdidas desorbitadas, a otros ya les han confirmado que su inversión vale cero, y otros, con pérdidas subyacentes en acciones de la entidad que se vendieron abusando de la confianza de los clientes y apelando a un ´ya sabes que trabajamos bien y nunca te hemos engañado´.

¿Por qué a un jubilado le puede ´colocar´ una entidad financiera acciones preferentes sin decirle el riesgo que ello conlleva? ¿Cómo se le pueden ofrecer cuotas participativas a viudas (acciones sin derecho a voto que emitían las cajas de ahorro) a sabiendas que las cuentas en las que se basaba llevaban años siendo falsificadas? ¿Cómo se ha podido vender a matrimonios mayores acciones de una entidad financiera cuando saben a ciencia cierta que esa entidad tendría que ser rescatada?

De toda la vida, estos perfiles de clientes que quieren seguridad sobre todo, han sido los amigos del plazo fijo tradicional, la libreta de ahorro y, como mucho del fondo de inversión en renta fija. ¿Cómo es que ahora han decidido cambiar a un tipo de inversión de riesgo, de muy alto riesgo? Los cantos de sirenas siempre han sido muy tentadores, y claro está, si se le dice a un ahorrador que se le pude dar un 2% a un año a plazo fijo o que por ser él, le pueden vender acciones que garantizan un 8% anual sin correr riesgo, es indicativo de que el ´timo del tocomocho´ ya está en marcha y ´el pardillo´ ya ha picado. Es la única respuesta que se me ocurre para que clientes de perfiles de productos sin riesgos y ´amantes del plazo fijo´ ahora se ven en la tesitura que de sus 6.000 euros, ahora no tienen nada en algunos casos o muy poco en el mejor de los supuestos.

La banca de cliente se olvidó se metieron las entidades a la banca de producto. Lo importante fue vender y vender determinado producto sin ver si era o no el adecuado al perfil del ahorrador. No sé si la banca estará a tiempo, pero debería de volver a la banca del cliente si no quiere ver como su ya denostada imagen acaba, si cabe, más por los suelos.

José Luis Del Campo Villares

Se ha acabado el periodo de gracia

Es necesario un relato de la salida a la crisis que sea más objetivo, convincente esperanzador y eficaz

A partir de ahora, la labor del Ejecutivo va a estar sometida a un mayor escrutinio crítico desde Europa y a un mayor conflicto interno

En la última semana se le han complicado las cosas al Gobierno de Mariano Rajoy. Comenzó con la información de este diario de que la Comisión Europea ponía a España en vigilancia especial; continuó con la oportunista e interesada declaración de Mario Monti, desviando la atención de los mercados hacia España, al decir que está dando motivos de preocupación para toda Europa; vino después el giro independentista del congreso de Convergencia Democrática de Cataluña; siguió el domingo con la sorpresa de las elecciones andaluzas; y, finalmente, la huelga general, cuyo éxito desconozco cuando escribo, pero cuyos efectos se notarán en la política gubernamental, como se notaron en todas las anteriores desde la de 1988.
 ¿Hay algún nexo común entre todos estos episodios? Pienso que dos.
En primer lugar, cierran el periodo de gracia de 100 días que la tradición política dice que tiene todo nuevo Gobierno. A partir de ahora, la labor del Ejecutivo va a estar sometida a un mayor escrutinio crítico desde Europa y a un mayor conflicto interno.
En segundo lugar, esos eventos ponen de manifiesto dos cosas. Por un lado, que al Gobierno le ha fallado la estrategia económica. Por otro, que le falta un relato coherente, persuasivo, solidario, esperanzador y eficaz de la salida a la crisis. Vayamos por partes.
A estas alturas está claro que al Gobierno le falló su estrategia económica en dos frentes. Por un lado, al posponer los Presupuestos de 2012 hasta después las elecciones andaluzas. Por otro, al negociar con las autoridades europeas un objetivo de déficit público menos exigente que el que había prometido el Gobierno de Rodríguez Zapatero. Este fallo de estrategia ha tenido tres efectos importantes.
A partir de ahora, la labor del Ejecutivo va a estar sometida a un mayor escrutinio crítico desde Europa y a un mayor conflicto interno
El primero es que el Gobierno de Rajoy ha perdido credibilidad más rápidamente de lo esperado, a la vez que ha provocado un aumento de la presión de los mercados sobre la deuda española. Nadie en Europa ha entendido el retraso de los Presupuestos. Hubo algo de ingenuidad, manipulación y prepotencia en la negociación de un nuevo objetivo de déficit para 2012. Ingenuidad al pensar que un Gobierno conservador sería por sí solo suficiente para que las autoridades europeas y los mercados fuesen más comprensivos y complacientes. Manipulación al exagerar la herencia recibida. Y prepotencia al utilizar el argumento de la soberanía política de España para fijar el nivel de déficit que fuese más conveniente a sus intereses. Una lección amarga.
El segundo es que el retraso de los Presupuestos no ha rendido los resultados electorales esperados. Sin duda, han sido varios los factores que han provocado ese resultado. Probablemente uno de ellos es otra manifestación de sabiduría política de la ciudadanía al no conceder el poder político absoluto a un único partido. Pero, sin duda, también ha pesado la falta de valentía del Gobierno para defender las medidas de austeridad y reforma laboral que había adoptado en estos primeros 100 días y, ante todo, el ocultar las que ha de tomar en los Presupuestos, tanto por el lado de los gastos como de los ingresos. Ahora tendrá que hacerlo en un escenario político interno menos favorable.
El tercer efecto es que, a cambio de retrasar los presupuestos, el Gobierno de Rajoy ha tenido que anticipar una reforma laboral dura que mostrara a los mercados su firme voluntad reformadora. Hay mucho mito en esto de que los mercados —es decir, los prestamistas que nos prestan su dinero— lo que quieren es ver reformas sociales duras. En realidad, lo que quieren ver —como prestamistas interesados en recuperar su dinero— es que la economía crece, porque el crecimiento es la condición más segura para que ellos puedan cobrar los intereses y recuperar su dinero.
Pero si de lo que se trata es de crecer, exportar, pagar las deudas y crear empleo, entonces es muy discutible que la reforma laboral sea la panacea universal. Hacen falta otras reformas y, en especial, políticas que mejoren la capacidad de competir de las empresas españolas.
La ventaja es que en este terreno las cosas son mejores de lo que parece. La economía española ha mostrado en la última década una sorprendente capacidad de competir. Ha sido la economía de la OCDE que, con la excepción de Alemania, mejor ha sabido conservar su cuota de exportación. Detrás de esos buenos resultados están especialmente las grandes empresas. Lo que ahora necesitamos es que desde el Ministerio de Economía y Competitividad que dirige Luis de Guindos se impulsen políticas que hagan que muchas medianas y pequeñas empresas aumenten su dimensión, exporten y creen empleo. Para lograrlo, además de austeridad y reformas, necesitamos políticas. Especialmente, políticas.
En este sentido, pienso que el Gobierno no ha sabido valorar el pacto de salarios firmado entre patronales y sindicatos unas semanas antes de la reforma. Ese pacto es una política que, al moderar los salarios y vincularlos a la productividad, es más eficaz que la propia reforma laboral a la hora de mejorar la competitividad exterior de la economía y mantener empleo.
En todo caso, el hecho es que al Gobierno de Rajoy se le ha acabado el periodo de gracia. Ahora, para avanzar, tiene que ser capaz de elaborar un relato de las causas y de la salida a la crisis que sea más objetivo, convincente, persuasivo, dialogante, esperanzador y eficaz. Solo de esa forma se creará el clima de confianza social necesario para avanzar. Si me lo permiten, de esto hablaremos en otra ocasión.

domingo, 1 de abril de 2012

Los presupuestos significan una cura de hambre a una economía en crisis y la ley del embudo del ajuste, con una penalización social para los ciudadanos y la amnistía para defraudadores

Desde la finalización de la huelga general del 29M, la derecha mediática y política de este país nos está bombardeando de manera compulsiva con un mensaje manido y poco original: la huelga ha sido un fracaso y la mayoría de los trabajadores que la secundaron lo hicieron coaccionados por la acción de los piquetes informativos de los trabajadores. Si viven agarrados a ese mensaje tan falso como pobre, me da la impresión que lo que nos están ofreciendo es un indicador más del rechazo masivo de los trabajadores de este país a la última reforma laboral.
Ahora el gobierno puede seguir mareando la perdiz pero lo cierto es que ha quedado, una vez más, retratado. Puede contarnos que esta reforma laboral ha dejado más que satisfechos a los empresarios, que le viene bien a los mercados, que le encanta a los burócratas de la Unión Europea que nunca han sido elegidos por los ciudadanos, pero tiene que reconocer que los trabajadores de este país la rechazan de manera contundente.

Un pacto social que es el origen de los problemas actuales...un pacto social que supuso la venta descarada de los avances de la clase trabajadora a través de sus luchas...un pacto social que supuso la traición de los que lo protagonizaron hacia los trabajadores.
De ese pacto social escalonado en el tiempo...fueron muchos los nombres que adoptó, se deriva la actual debilidad de los trabajadores que han quedado a merced de los empresarios, con unos dirigentes claudicantes y que movilizan a destiempo y con una estrategia claramente perniciosa para los intereses de la clase obrera.
No son pocos los trabajadores que han denunciado coacciones en sus centros de trabajo para ejercer la huelga...tampoco son pocos los que han perdido la confianza en unos sindicatos CC.OO y UGT, que no les defienden, sino que los dejan a merced de unos empresarios sin escrúpulos, que ellos si, se saben protegidos por el apoyo de los diferentes gobiernos PPsoE y sus piquetes armados y pagados por todos. Piquetes revestidos de "autoridad" y también de impunidad para proteger a los empresarios en clara contraposición a los piquetes obreros que se han de enfrentar a una realidad bien distinta
Las cavernas de la derecha piden más contundencia al gobierno para actuar contra los excesos de los piquetes informativos. Pero si en está huelga han existido excesos, ha sido sobre todo por la acción de los piquetes informativos de los empresarios, que al contrario que los sindicales, no están reconocidos por ninguna Ley. Estos si son piquetes informativos con una capacidad coactiva contundente. Los empresarios más retrógradas de este país han defendido con uñas y dientes "su reforma" a través de ellos, con amenazas sibilinas o con chantajes directos. Los piquetes informativos que organizan los empresarios para exigir a los trabajadores que declaren días antes, ante sus jefes y compañeros, acercan de si pretende acogerse o no al derecho a la huelga, son ilegales y conculcan derechos fundamentales de los trabajadores y de los ciudadanos. Contra esos piquetes pido amparo al gobierno, para que los persiga y erradique, para que garantice los derechos básicos de los ciudadanos, como el derecho constitucional a la huelga laboral.
En muy poco tiempo, el PP ha cosechado una pérdida de credibilidad y legitimidad que intenta compensar con la propaganda a través del poder económico, político y mediático. Los resultados de Asturias y Andalucía son una buena muestra de ello y la contundencia de la huelga y las manifestaciones contra la reforma laboral también.
Los presupuestos significan una cura de hambre a una economía en crisis y la ley del embudo del ajuste, con una penalización social para los ciudadanos y la amnistía para defraudadores.
La contestación no ha hecho más que empezar y los hilillos de desconfianza se irán convirtiendo en una hemorragia de legitimidad.
Frente a los recortes a la democracia, reclamemos más democracia. Somos más.

Todo al revés


 " MATUTANO" premia a los culpables de la ruina nacional


JAVIER NEIRA Empezó, en diciembre, dando el collar de la orden de Isabel la Católica, aquella gran reina que unió España, a Zapatero, que la separó dramáticamente, y, claro, a los tres meses, amnistía para los que arruinaron España robando a manta en los impuestos. Así es Rajoy, señores.

Premio a los culpables políticos del desastre nacional y premio a los culpables económicos de la ruina patria. Así es Rajoy el tecnócrata. Y lo que nos falta por ver.

Un tecnócrata es un tipo enfermo de soberbia y ausente de valores, y si los tiene hace la famosa reserva mental y en paz. Cree que las cosas se arreglan con mañas. Es lo propio del Barroco maquiavélico español -y, por extensión, mediterráneo- frente al modelo virtuoso noreuropeo, que llevó a lo que se llama capitalismo avanzado.

Con la amnistía fiscal, señor presidente, arregla un problema y crea otro diez veces mayor, porque esta crisis, que es de valores, como todo el mundo dice, y dice bien, no se supera con trampas, sino con virtudes.

Siguiendo a Kipling, el inquilino de la Moncloa debería ser consciente de que las únicas armas decisivas son la fe y el valor, fruto, claro, de principios solidísimos y de un carácter extremadamente firme. España está en una situación muy difícil. Distinguiendo y bonificando a los culpables y a los delincuentes, que tanto montan, solo se agravan las cosas.

Desde el Gobierno es preciso recompensar la virtud y solo la virtud y resistir estoicamente -como hacen millones de compatriotas- a la adversidad. Con la verdad y el bien saldremos adelante, con la mentira y el mal, de cabeza al infierno terrenal y al otro.