lunes, 11 de febrero de 2013



La CEOE, que tantas lecciones da sobre el esfuerzo y la austeridad de los demás, arrastra un oscuro presente y un impresentable historial. Es una organización que ya está tardando en abrir las ventanas, limpiar bajo las alfombras y pedir públicamente disculpas a la sociedad.

La trayectoria de sus últimos dirigentes es como para hacérselo mirar. 
José María Cuevas, su histórico presidente, ni siquiera fue empresario; su hijo (al fin un emprendedor en la familia) acaba de ser detenido en una operación contra el blanqueo de capitales.
Su sucesor, Gerardo Díaz Ferrán, está en la cárcel, acusado de gravísimos delitos; es el mismo moroso que no pagaba a sus empleados pero tenía dinero para donar varios cientos de miles de euros a Fundescam que se gastaron en la campaña electoral de su amiga, la regeneradora Esperanza Aguirre. 
Y quien sustituyó a Díaz Ferrán, Juan Rosell, ha tenido esta semana dos patinazos cada uno de los cuales justificaría por separado una dimisión. El primero, asegurar que esos 7,5 millones de euros en «donaciones» que aparecen registrados en los presuntos papeles de Bárcenas tienen poca credibilidad porque son «cantidades ridículas» (¿cuántos ceros hacen falta para que los donativos se parezcan a los de verdad?). El segundo, negar las cifras de paro. Para la marca España, es ideal que el presidente de los empresarios cuestione la estadística oficial.

Rosell también soltó el viernes en la SER una frase para enmarcar: «En la empresa pública ni se controla ni se evalúa». El cazo se lo dice a la sartén. En el 2010, la CEOE gestionó 587 millones de euros. Por comparar, el presupuesto del Congreso y del Senado (141 millones entre ambas cámaras) no llega ni a la mitad de la mitad. El 68% de esos fondos, unos 400 millones, son subvenciones, pagadas por los contribuyentes. La mayor parte de su dinero es público, pero sus cuentas son opacas. La CEOE solo presenta anualmente un mínimo resumen, con menos detalles que el salpicadero de un Seat Panda y solo de la cúpula central. Hablamos de una organización que cuenta con nueve vicepresidentes, una junta directiva de 221 miembros, 486 sedes por toda España y 3.729 empleados. Son los mismos que pregonan la austeridad, llaman vagos a los funcionarios y critican la «mastodóntica» Administración. Son también los que pedían abaratar el despido pero aprobaron una indemnización de 1,9 millones de euros para uno de sus exdirectivos.

El PP planteó esta semana que la futura ley de transparencia afecte también a partidos y sindicatos, como receptores de dinero público. Me sumo a la propuesta, pero que la amplíen también a la patronal.


La inmensa mayoría de empresarios honestos de este país deberían corear un famoso lema del 15-M y dedicárselo con un corte de mangas a la cúpula de la patronal: «¡Que no nos representan, que no!». La CEOE, que tantas lecciones da sobre el esfuerzo y la austeridad de los demás, arrastra un oscuro presente y un impresentable historial. Es una organización que ya está tardando en abrir las ventanas, limpiar bajo las alfombras y pedir públicamente disculpas a la sociedad.
La trayectoria de sus últimos dirigentes es como para hacérselo mirar. José María Cuevas, su histórico presidente, ni siquiera fue empresario; su hijo (al fin un emprendedor en la familia) acaba de ser detenido en una operación contra el blanqueo de capitales. Su sucesor, Gerardo Díaz Ferrán, está en la cárcel, acusado de gravísimos delitos; es el mismo moroso que no pagaba a sus empleados pero tenía dinero para donar varios cientos de miles de euros a Fundescam que se gastaron en la campaña electoral de su amiga, laregeneradora Esperanza Aguirre. Y quien sustituyó a Díaz Ferrán, Juan Rosell, ha tenido esta semana dos patinazos cada uno de los cuales justificaría por separado una dimisión. El primero, asegurar que esos 7,5 millones de euros en «donaciones» que aparecen registrados en los presuntos papeles de Bárcenas tienen poca credibilidad porque son «cantidades ridículas» (¿cuántos ceros hacen falta para que los donativos se parezcan a los de verdad?). El segundo, negar las cifras de paro. Para la marca España, es ideal que el presidente de los empresarios cuestione la estadística oficial.
Rosell también soltó el viernes en la SER una frase para enmarcar: «En la empresa pública ni se controla ni se evalúa». El cazo se lo dice a la sartén. En el 2010, la CEOE gestionó 587 millones de euros. Por comparar, el presupuesto del Congreso y del Senado (141 millones entre ambas cámaras) no llega ni a la mitad de la mitad. El 68% de esos fondos, unos 400 millones, son subvenciones, pagadas por los contribuyentes. La mayor parte de su dinero es público, pero sus cuentas son opacas. La CEOE solo presenta anualmente un mínimo resumen, con menos detalles que el salpicadero de un Seat Panda y solo de la cúpula central. Hablamos de una organización que cuenta con nueve vicepresidentes, una junta directiva de 221 miembros, 486 sedes por toda España y 3.729 empleados. Son los mismos que pregonan la austeridad, llaman vagos a los funcionarios y critican la «mastodóntica» Administración. Son también los que pedían abaratar el despido pero aprobaron una indemnización de 1,9 millones de euros para uno de sus exdirectivos.
El PP planteó esta semana que la futura ley de transparencia afecte también a partidos y sindicatos, como receptores de dinero público. Me sumo a la propuesta, pero que la amplíen también a la patronal.

domingo, 10 de febrero de 2013

El hombre "justo" debe aclarar:


El pobre Mariano siempre mintiendo. Dos palabras, dos mentiras. Dudo que el tipo sea un hombre, más bien es un guiñapo, una patética caricatura de humanidad. Ni siquiera es capaz de hacer frente a los problemas como un hombre hecho y derecho, pues lo único que hace es esconderlos, ignorarlos y, aún peor, los aumenta cada día que pasa. No sé donde estudió, me imagino que rodeado de sotanas, pero flaco favor hace al prestigio de sus profesores, que afortunadamente para ellos, ya habrán muerto y no pueden ver ni avergonzarse por su pupilo.
Y si, de verdad, se cree que es justo, entonces no me extraña que en este ¿país? la Justicia brille por su ausencia. El pobre Mariano hace justo lo contrario que promete. El pobre Mariano pasea por el mundo la actitud que, justo, no necesita la marca España, eso sí, los fabricantes de embutidos estarán de festejos y seguro que ya habrán enviado a Moncloa una tabla de ibéricos.
En fin, eso sí, el pobre Mariano es justo el dirigente que la banda de delincuentes necesita para actuar a su antojo: alguien que no piensa, no actúa y que deja hacer, mientras el tipo, muy ufano, se vanagloria de un puesto que ni merece, ni respeta.
En cuanto a su Campechanía, no sé, pero a lo mejor, está moviendo hilos ocultos para intentar desembarazarse del peligro que, el pobre Mariano, representa para todos los españoles "de bien" y de mal. aunque no apostaría un céntimo. Pero es lo que yo, en su posición, estaría intentado.
hasta luego.


El hombre "justo" debe aclarar:
Las 7 preguntas que Miguel Ángel Aguilar hacía a Rajoy y que ´El País´ eliminó de su web.
Estas son las preguntas que Miguel Ángel Aguilar le hacía al Presidente del gobierno:

1.- Si es cierto que siguió disfrutando de los beneficios del Registro de Villafranca, provincia de León, y de Padrón, provincia de la Coruña, cuando fue elegido diputado al Parlamento de Galicia en 1981, director general de Relaciones Institucionales de la Xunta en 1982.

2.- Si al concursar voluntariamente y obtener en 1982 el registro de Berga en el Pirineo catalán, contraviniendo entre otras la obligación de residir en la localidad donde tiene su sede el Registro, continuó obteniendo ingresos de esa plaza, que se encuentra a más de mil kilómetros de Pontevedra, ciudad donde seguía teniendo su residencia efectiva y sus responsabilidades políticas como concejal del Ayuntamiento, presidente de la Diputación y Diputado al Congreso desde 1986 y vicepresidente de la Xunta en 1987. Porque si Rajoy como político concursaba buscando mejores plazas y figuraba como registrador en activo, debemos saber cuánto cobraba de sus cargos políticos y cuánto recibía de los registros.

3.- Si es cierto que nunca solicitó la declaración de compatibilidad del Ministerio de la Presidencia, a que estaba obligado por la Ley de Incompatibilidades de los funcionarios públicos, porque en ese caso alardear de ser persona escrupulosa con el cumplimiento de la legalidad resultaría excesivo.

4.- Si los registros de Elche y Santa Pola, que solicitó y le fueron adjudicados en sucesivos concursos, los atendió alguna vez personalmente, cuánto cobró hasta 1990 y si simultaneaba esa tarea con otras responsabilidades políticas.

5.- Si, cuando a partir de marzo 1990 pide que se le declare en servicios especiales y su plaza en Santa Pola, queda encomendada a su buen amigo Francisco Riquelme, titular del Registro de Elche, esa designación a título de “sustituto accidental permanente”, era la que correspondía según el cuadro legal de sustituciones de la Dirección de Registros y del Notariado.

6.- Si a partir de ese momento y siguiendo ejemplos acreditados se repartía al 50% los beneficios del Registro de Santa Pola con el sustituto que le hacía el trabajo.

7.- Si después 1998 a partir de algunos cambios legales, aprobados en el Consejo de Ministros donde él se sentaba, los beneficios del Registro de Santa Pola se han partido entre el amigo Riquelme y el Colegio de Registradores al 50%.”.

Además, si miente la contabilidad de Bárcenas cuando le señala como el segundo mayor perceptor de sobre'sueldos. Y si miente Bárcenas ¿por qué no se querella?


Que los integrantes de un gobierno luego formen parte de los consejos de grandes empresas demuestra la presión de las entidades privadas. 
Quid pro quo (latín: «algo por algo» o «algo a cambio de algo»)
"Ilustre" lista de expolíticos que pasan a la zona oscura ocupando asientos en consejos de administración como contrapartida a antiguos favores prestados. la llamada “puerta giratoria”, 

- Felipe González (PSOE): Gas Natural
- José María Aznar (PP): Endesa
- Ángel Acebes (PP): Iberdrola
- Abel Matutes (PP): Banco Santander
- Ana Palacio (PP): HC Energía
- Manuel Pimentel (PP): Baker & McKenzie
- Josep Piqué (PP): Vueling
- Rodrigo Rato (PP): Telefónica
- Eduardo Serra (PP): Everis
- Isabel Tocino (PP): Banco Santander
- Eduardo Zaplana (PP): Telefónica
- Marcelino Oreja (PP): FCC
- María Ángeles Amador (PSOE): Red Eléctrica Española
- Josep Borrell (PSOE): Abengoa
- Nicolás Redondo Terreros (PSOE) Cementos Alfa, FCC
- Miguel Boyer (PSOE): Red Eléctrica Española
- Luis Carlos Croissier (PSOE): Repsol
- Luis Martínez Noval (PSOE): HC Energía
- Elena Salgado (PSOE): Endesa
- Jordi Sevilla (PSOE): PwC
- Javier Solana (PSOE): Acciona
- Pedro Solbes (PSOE): Enel


http://nelygarcia.wordpress.com Es extremadamente injusto, el que los bancos se queden con lo hipotecado y los desposeídos además tengan que seguir pagando, (eso solo ocurre en España). También es injusto el que nos sintamos agobiados por la crisis y los responsables no castiguen con rotundidad a los corruptos, se complazcan descalificando al de enfrente, y se disculpen ellos mismos, que los que se manifiestan por defender sus derechos, sean calificados de agitadores y un largo etcétera, que usted denuncia en el artículo. No soy competente en política, pero creo que los responsables deben de trabajar por el bienestar del pueblo y no por las personas de su confianza. Saludos.
http://www.facebook.com/nely.garcia.3557



Rajoy se ha calificado a sí mismo de hombre justo. Lo que ya es vanidad e incongruencia, pues eres justo si los demás creen que lo eres. Vamos a ver, señor Rajoy:
¿Es justo que los mayores dineros que dice que vamos a recibir de Europa los vaya a repartir injustamente? Porque, no nos engañe, todo seguirá igual o peor, pues no es lo mismo que a alguien que gana 800 euros le recorten 100 por mor de la austeridad que a uno que gana 80.000 le recorten 10.000. La vida de uno se estrecha seriamente y la del otro apenas se resiente.
¿Es justo que unos ciudadanos tengan vivienda y otros no?
¿Es justo que a unos los desahucien de la que tienen y otros tengan cinco o seis, incluso siendo ministros?
¿Qué hace usted para evitar que los ciudadanos se suiciden porque los desalojan de su casa, el último ayer, Francisco José Lema Bretón, en Córdoba?
¿Es justo que usted le niegue al pueblo catalán su derecho a decidir qué quieren ser?
¿Es justo que la corrupción infecte toda la vida nacional y usted permanezca a la defensiva y la inacción? La propia UE alerta sobre ello y afirma que España no confía en sus políticos, y usted no se inmuta.
¿Es justo que usted otorgue su plena confianza a la ministra de Sanidad, en contra del 84% de los ciudadanos, y un señor, Alberto Rosa, responsable del modelo Alzira como primera experiencia en España que cedió la gestión completa de un hospital público a una empresa privada, afirme que el sanitario es un sector económico más, y ni usted ni la ministra tomen cartas en el asunto, estén transferidas o no las competencias?
¿Es justo que usted permita que la Iglesia Católica, con el Opus Dei en primera línea, estén ocupando la primacía de la educación en España, merced a las subvenciones y cesión gratuita de terrenos para escuelas que usted les concede?
¿Es justo que usted haya dinamitado la independencia de la radio y la televisión públicas?
¿Es justo que no se haya querellado ya contra el señor Bárcenas? ¿Le tiene miedo?
¿Es justo que el presidente de la patronal, señor Rosell, sostenga que es más barato mantener a los funcionarios en casa que en el trabajo y usted no defienda a los funcionarios públicos?
¿Sinceramente cree que ha sido justa la amnistía fiscal?
¿Son justos los indultos que usted ha concedido?
¿Ha sido justo el trato privilegiado que usted ha concedido a los bancos? ¿Es justo que usted permita el trato que éstos han dado a los tenedores de acciones preferentes? ¿Es justo que puedan ser directivos de entidades bancarias personas que han sido condenadas?
¿Es justo que usted defienda en el Parlamento que las corridas de toros son un Bien de Interés Cultural, agraviando así a Catalunya también en esto?
¿Es justo que los sueldos en su partido hayan aumentado un 22% durante los últimos cuatro años de crisis mientras los del resto de españoles decrecen en la misma proporción?
¿Puede usted decir en justicia que la reforma laboral ha sido justa y eficaz o va a serlo, sin más argumento que el vaticinio gratuito de un adivino?
¿Es justo que los españoles hayan vuelto a ver con prevención o pánico a la policía?
¿Es justo que usted diga que todas las instituciones del país funcionan, como afirmó ayer en Bruselas, y las encuestas y la realidad palpable digan que los ciudadanos no confían ni en el Parlamento ni en las autonomías ni en los tribunales ni en ninguna de ellas?
¿De verdad se considera usted un hombre justo? No, usted no es un hombre justo; usted es justo lo contrario de un hombre justo.