domingo, 1 de abril de 2012

Los presupuestos significan una cura de hambre a una economía en crisis y la ley del embudo del ajuste, con una penalización social para los ciudadanos y la amnistía para defraudadores

Desde la finalización de la huelga general del 29M, la derecha mediática y política de este país nos está bombardeando de manera compulsiva con un mensaje manido y poco original: la huelga ha sido un fracaso y la mayoría de los trabajadores que la secundaron lo hicieron coaccionados por la acción de los piquetes informativos de los trabajadores. Si viven agarrados a ese mensaje tan falso como pobre, me da la impresión que lo que nos están ofreciendo es un indicador más del rechazo masivo de los trabajadores de este país a la última reforma laboral.
Ahora el gobierno puede seguir mareando la perdiz pero lo cierto es que ha quedado, una vez más, retratado. Puede contarnos que esta reforma laboral ha dejado más que satisfechos a los empresarios, que le viene bien a los mercados, que le encanta a los burócratas de la Unión Europea que nunca han sido elegidos por los ciudadanos, pero tiene que reconocer que los trabajadores de este país la rechazan de manera contundente.

Un pacto social que es el origen de los problemas actuales...un pacto social que supuso la venta descarada de los avances de la clase trabajadora a través de sus luchas...un pacto social que supuso la traición de los que lo protagonizaron hacia los trabajadores.
De ese pacto social escalonado en el tiempo...fueron muchos los nombres que adoptó, se deriva la actual debilidad de los trabajadores que han quedado a merced de los empresarios, con unos dirigentes claudicantes y que movilizan a destiempo y con una estrategia claramente perniciosa para los intereses de la clase obrera.
No son pocos los trabajadores que han denunciado coacciones en sus centros de trabajo para ejercer la huelga...tampoco son pocos los que han perdido la confianza en unos sindicatos CC.OO y UGT, que no les defienden, sino que los dejan a merced de unos empresarios sin escrúpulos, que ellos si, se saben protegidos por el apoyo de los diferentes gobiernos PPsoE y sus piquetes armados y pagados por todos. Piquetes revestidos de "autoridad" y también de impunidad para proteger a los empresarios en clara contraposición a los piquetes obreros que se han de enfrentar a una realidad bien distinta
Las cavernas de la derecha piden más contundencia al gobierno para actuar contra los excesos de los piquetes informativos. Pero si en está huelga han existido excesos, ha sido sobre todo por la acción de los piquetes informativos de los empresarios, que al contrario que los sindicales, no están reconocidos por ninguna Ley. Estos si son piquetes informativos con una capacidad coactiva contundente. Los empresarios más retrógradas de este país han defendido con uñas y dientes "su reforma" a través de ellos, con amenazas sibilinas o con chantajes directos. Los piquetes informativos que organizan los empresarios para exigir a los trabajadores que declaren días antes, ante sus jefes y compañeros, acercan de si pretende acogerse o no al derecho a la huelga, son ilegales y conculcan derechos fundamentales de los trabajadores y de los ciudadanos. Contra esos piquetes pido amparo al gobierno, para que los persiga y erradique, para que garantice los derechos básicos de los ciudadanos, como el derecho constitucional a la huelga laboral.
En muy poco tiempo, el PP ha cosechado una pérdida de credibilidad y legitimidad que intenta compensar con la propaganda a través del poder económico, político y mediático. Los resultados de Asturias y Andalucía son una buena muestra de ello y la contundencia de la huelga y las manifestaciones contra la reforma laboral también.
Los presupuestos significan una cura de hambre a una economía en crisis y la ley del embudo del ajuste, con una penalización social para los ciudadanos y la amnistía para defraudadores.
La contestación no ha hecho más que empezar y los hilillos de desconfianza se irán convirtiendo en una hemorragia de legitimidad.
Frente a los recortes a la democracia, reclamemos más democracia. Somos más.

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