martes, 31 de enero de 2012

Seis meses de bronca e inacción

El gobierno de Francisco Álvarez-Cascos se ha caracterizado por su incapacidad para llegar a acuerdos// el niemeyer y la rtPa han centrado su polémica gestión todo ello para poner a su mujer al frente del Niemeyer y asi salvar la empresa de esta, de la ruina en la que el mismo Cascos la metio por su inutiliad como empresario y como persona"

31/01/2012 08:00 / / OVIEDO
Su deseo de revancha se ha quedado en frustración. Francisco Álvarez-Cascos no ha sido capaz de aguantar más de seis meses al frente de un Ejecutivo en minoría. Su incapacidad para dialogar con los agentes sociales y la patronal, y, especialmente, con los grupos parlamentarios de la oposición -PSOE, PP e IU-Los Verdes- para sellar con una negociación consensuada los presupuestos del Principado le han acabado por pasar factura.
Su discurso victimista ante la prórroga presupuestaria sólo le ha durado tres comparecencias: las de sus consejeros José María Navia-Osorio (Sanidad), Paloma Menéndez Prado (Bienestar Social e Igualdad) y Ana Isabel Álvarez (Educación y Universidades) que, en sus descripciones apocalípticas sobre la devaluación de sus respectivas áreas ante una supuesta pinza PP-PSOE han provocado por sí mismas una alarma social, quizá desmesurada. La ronda de comparecencias no llegó a completarse con el resto de los miembros de su Consejo de Gobierno para explicar las consecuencias de los incumplimientos de obras de cada departamento por la prórroga presupuestaria porque no les dio tiempo.
Durante el día de ayer, Álvarez-Cascos cambió hasta dos veces consecutivas su agenda de trabajo -los afectados fueron los agentes sociales, a los que se pospuso dos veces la reunión prevista por la mañana- en función de la sorpresa que tenía reservada para la tarde con el anuncio de la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones adelantadas para el próximo 25 de marzo, coincidiendo con la fecha de celebración de los comicios en Andalucía.
Su imposibilidad de aceptar la mano que, inicialmente, le tendió la portavoz parlamentaria del PP, Isabel Pérez-Espinosa, le ha costado cara. "Déjese ayudar, no es una muestra de debilidad, es de grandeza, sea generoso con Asturias", le instó la antigua alumna al maestro. Pero Francisco Álvarez-Cascos era el jefe y no aceptaba consejos y así lo dejaban claro, en petit comité, algunas personas cercanas al presidente del Gobierno regional que, si bien se mostraban proclives a pactar con el PP como su socio ideológico natural, jamás se atreverían a llevarle la contraria y mucho menos en público. La revancha Álvarez-Cascos retornó a la política activa del Principado, después de siete años retirado de la vida pública, con una gran fuerza. Tras su decepción inicial al no lograr entrar en las querencias de los dirigentes populares de Génova para auparle a la cabeza de la lista del partido por Asturias en las elecciones del 22 de mayo, en detrimento de la candidata elegida -Isabel Pérez-Espinosatuvo que ingeniárselas para crear, con apenas tres meses y a contrarreloj, su propio partido de acólitos. Y no sólo lo consiguió sino que incluso ganó los comicios. Pero su victoria se cobró la ruptura de la derecha. Álvarez-Cascos volvía a provocar una gran convulsión entre la derecha asturiana, como había hecho, 14 años atrás, durante el pulso que mantuvo con el entonces presidente Sergio Marqués .
Su regreso a Asturias llegaba a través del partido que le sustentaba y al que bautizó como Foro Asturias Ciudadanos (FAC), compartiendo además las siglas de su nombre. Poco antes del inicio de la campaña electoral, uno de los fundadores y redactor de los Estatutos internos del partido, el abogado ovetense Gonzalo Botas, causaba la primera baja significativa. Aunque alegó motivos profesionales y personales, a su abandono voluntario de las filas del partido le sucedieron, goteo a goteo, numerosos compañeros, algunos significativos, hasta superar el centenar. Unas pérdidas para el partido que éste compensaba con notas de prensa sobre incremento de altas.
Sin embargo, el primer revés serio que sufrió Álvarez-Cascos al frente de su recién estrenado cargo le llegó de forma inesperada de su lista de candidatos a formar parte de su equipo. El presidente de la octava legislatura del Principado recibía una carta de renuncia del que iba a ser designado como viceconsejero de Educación y Formación Profesional (FP) del Principado, Miguel Ángel Forascepi, quien rechazaba el nombramiento "de forma irrevocable aduciendo motivos de salud. Álvarez-Cascos hizo pública la renuncia al inicio del acto de toma de posesión de los viceconsejeros del Ejecutivo autonómico, entre los que se iba a contar el propio Miguel Ángel Forascepi.
A la hora de nombrar a su Consejo de Gobierno eligió a técnicos con escasa o nula actividad política. Pero él, desde un principio, mantuvo que era el perfil que buscaba: profesionales dispuestos a trabajar "a tres turnos". Tras participar en la primera foto de familia con su Consejo de Gobierno, el 18 de julio de 2011, Álvarez- Cascos volvía a su despacho con el deseo de poner en práctica su ideario comprometido en su programa electoral. Pero sus seis meses de gobierno, lejos de mejorar las expectativas socio-económicas de los asturianos, ha conseguido el efecto contrario y en su balance sólo se encuentran broncas e inacción.
Los enfrentamientos
En este medio año de gobierno en minoría -Foro tiene 16 escaños de los 45 de la Cámara-, Alvarez-Cascos ha tenido sonoros enfrentamientos con los grupos parlamentarios de la oposición. Su empecinamiento en no abonar las transferencias del Principado a la radiotelevisión autonómica, en una decisión unilateral, fue muy contestado en la Junta y en la calle. Los trabajadores se movilizaron ante los cientos de compañeros que deja en el paro y en condiciones muy precarias. Su segunda afrenta se dirigió hacia el centro Niemeyer de Avilés y sus ecos llegaron incluso hasta Brasil, donde llegaron a desautorizar la utilización del nombre del arquitecto.
Sus desavenencias con la alcaldesa de Avilés, Pilar Varela, han sido continuas y todos sus deseos por reconducir la situación se estrellaron por el camino. La destitución del director del festival de Cine de Gijón, José Luis Cienfuegos, y el nombramiento de Nacho Carballo como su sucesor generó el siguiente capítulo de acoso y derribo en el ámbito cultural. El 25 de enero pasado fue el punto de inflexión en la vertiginosa hoja de ruta del presidente del Principado. Ese día, anunció que el PP y el PSOE habían unido sus votos para rechazar el proyecto de presupuestos de su Ejecutivo en lo que suponía "una moción de censura destructiva que significa imponer a los asturianos la vuelta a la política del gobierno socialista".
Los 25 votos a favor de PP y PSOE, los 4 de abstención de IU y los 16 en contra de FAC, con que se cerró la votación de la enmienda a la totalidad, dejaba la imagen de un presidente aislado y abatido. El 26 de octubre pasado, el secretario general de la Federación Socialista Asturias (FSA), Javier Fernández, aseguró cuando se cumplían los cien días de su toma de posesión que "peor no se puede hacer". Una crítica en la que coincidía el presidente del Partido Popular, Ovidio Sánchez, quien, el 23 de noviembre pasado le recomendaba que "deje de lado los disparates y las disculpas y gobierne". Tampoco los agentes sociales encontraron eco en el presidente hacia sus reivindicaciones sociales. Más bien al contrario. El 18 de noviembre pasado, Álvarez-Cascos les culpabilizaba de los altos índices de paro. "El empeño de los sindicatos por atrincherarse en el empleo fijo es lo que ha llevado a España a tener cinco millones de parados", sostenía sin ningún empacho. Todos los damnificados por los seis meses de gobierno de FAC no se sorprendieron ayer cuando el presidente eligió el 25 de marzo; día en que Asturias volverá a decidir cuál será su futuro, con o sin Cascos.

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