jueves, 1 de diciembre de 2011

«El alcoholismo causa mucho dolor y sigue teniendo un estigma»

 

«La fuerza de los testimonios de muchos alcohólicos, y su manera de expresarse, fue lo que me llevó al documental»

 03:16  
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Iñaki Ibisate. IÑAKI IBISATE Director de cine, presenta en Gijón su documental «Katarsis»

Gijón, M. DÍAZ ABAD

«Katarsis» es la nueva película del realizador asturiano Iñaki Ibisate (Mieres, 1974) presentada con éxito en la pasada edición del 49.º FIC Xixón y que ahora se proyecta en los cines Centro de Gijón (hoy, 19.30 horas). Documental de ficción sobre el alcoholismo, en Gijón ha comenzado su andadura comercial.

-¿Cómo nace «Katarsis»?

-La primera vez que pensé en acercarme al tema del alcoholismo fue en un curso de guión de la Universidad de Oviedo impartido por Lola Salvador; recuerdo que salió el asunto en uno de los talleres y que esta profesora comentó que era un tema interesante. A partir de ahí, empecé hace cuatro o cinco años a investigar muy por encima, a interesarme y, para mi sorpresa, me di cuenta que no hay muchos trabajos sobre el alcoholismo en este formato; no hay documentales, hay reportajes de televisión, algún cortometraje, hay clásicos de ficción, pero un trabajo de este tipo no lo he encontrado y me resultó llamativo.

-¿Qué problemas encontró en la investigación?

-Cuando la idea fue cobrando cuerpo, empecé a acudir a algunas reuniones abiertas de grupos de autoayuda que me parecieron muy interesantes. Al momento, pensé en la fuerza de esos testimonios, en la manera de expresarse, en lo que decían, y les propuse que se pusieran delante de mi cámara y contasen un poco todo eso que era tan interesante. El tema es que no era tan sencillo, puesto que muchos de estos grupos lo que preconizan es el propio anonimato, por lo que filmarlos con la cámara era imposible. Eso empezó a darme vueltas en la cabeza: ¿por qué de algo que está tan presente en nuestra cultura, en nuestra forma de vida, tenemos miedo a hablar de una forma natural? Pero, a la vez, pensaba que por qué tenía que pedirle a una persona que se pusiera delante de mi cámara y rompiera ese anonimato si eso le puede traer consecuencias a él, a su familia o a su trabajo. Eso me generó un conflicto y me hizo reflexionar sobre cómo los medios de comunicación abordan estos temas, sin pudor, y qué precio paga la gente por intervenir. Me creó un debate y encontré la solución en el título, que me dio la clave, la pauta para poder acercarme a este trabajo tal como quería hacerlo.

-Esa naturalidad la consigue, por un lado, yendo a la ficción para conseguir verosimilitud, ¿no?

-Esa fórmula nos permitía salvaguardar esa ética que necesitaba para abordar el tema sin reservas y sin ninguna preocupación posterior. Lo que sí tenía claro era que, de las cosas que más importaban es que los propios protagonistas se sintieran satisfechos del trabajo, que les gustase y que llegara a la mayor cantidad de público posible. Al ser un tema estigmatizado me parecía muy importante tratar de llegar a la gente, no hacer algo que se quede para los que viven muy cerca el problema.

-Da la impresión de que, a la hora de abordar un documental, conviene mantener cierta distancia, tal como hizo en su anterior «Elogio al horizonte» (2008).

-No es algo que decida ni aquí ni en «Elogio al horizonte». Lo que sí quise fue, de alguna forma, acercarme al tema más allá de lo que uno piense, ya que es un trabajo donde están involucradas muchas personas. No es que se trate de tomar partido o de decir esto es así, lo que sí puedes es acercarte al tema como quieres, y eso es lo más válido para poder contarlo y llegar a donde deseas. Sí puedo, desde mi elección como realizador, guionista o desde la puesta en escena, hablar más allá de las opiniones que aparecen en el documental que, desde el principio, tenía claro que eran tan válidas o más que la mía. No se trata de decir esto es blanco o esto es negro, y menos en este tema tan complejo. Aquí cada persona es un mundo.

-De ahí las miradas diferentes y la parte «real», con opiniones de los especialistas (psiquiatra, psicólogo, sociólogo, trabajador social).

-Me entrevisté con muchas personas y todo me parecía interensantísimo. Tuve que hacer verdaderos esfuerzos para dejar muchas de ellas fuera. Por otro lado, no es un documental al uso, es un documental muy particular, incluso artístico, que utiliza muchos recursos de la ficción, es muy estético, muy plástico. Esta película documental está realizada como una película de ficción.

-Llaman la atención el alejamiento del tono melodramático, la mirada desdramatizadora. ¿Por qué?

-Es un tema muy delicado: el alcoholismo es una enfermedad que causa mucho sufrimiento, mucho dolor, pero que, como cualquier otra enfermedad, debería ser abordada como tal y creo que no es tratada así. Sigue teniendo un estigma que hace que el hecho de enfrentarse a ella ya suponga muchísimos problemas. Fue lo que me sugirieron los protagonistas: esto es muy duro, pero es un problema que uno puede afrontar. Incluso el mensaje final es hasta optimista, hasta positivo.

-Como el de que hay una luz al final del túnel, aunque esa luz pueda apagarse, o seguir encendida.

-Los prejuicios, incluso los que yo mismo tenía antes de acercarme al tema, siempre te llevaban a encasillarlo. Poder descubrirlo y enfrentarlo, apoyado por las opiniones de los protagonistas, me parecía interesante y propicio para que pueda llegar a más personas, independientemente de que tengan más cerca o no este tema.

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