lunes, 11 de agosto de 2014

La banalidad política




Fuera del ámbito de la profesión sanitaria pocos se habrán enterado y, menos aún, le darán importancia, pero el día 6 de agosto el Gobierno ha publicado en el BOEel certificado de defunción del sistema MIR tal y como lo conocemos ahora.
El sistema español de Formación Médica Especializada es reconocido por su valía y alta calidad en la formación de médicos especialistas y funciona adecuadamente desde hace más de 30 años. Siguiendo la norma de los políticos consistente en que si algo funciona bien, cámbialo, se acaba de publicar el denominado Decreto de Troncalidad. Hasta ahora, tras superar el examen MIR, el aspirante elegía hospital y especialidad que cursaba durante cuatro o cinco años, lo que lo capacitaba perfectamente para ejercer su especialidad en cualquier lugar. Cuando entre en vigor la nueva norma, el aspirante deberá elegir una troncalidad (quirúrgica, médica, diagnóstico, etcétera) que cursará durante dos años. En estos dos años peregrinará por las diferentes especialidades que forman parte de la rama elegida, sin centrarse en ninguna. Los restantes tres años los dedicará a la especialidad que desee o pueda escoger. Es decir, lo que antes se hacía en cinco años, ahora se hará realmente en tres o menos. Estos especialistas saldrán al mercado de trabajo con un importante déficit de formación que, sin duda, repercutirá en la asistencia sanitaria que tengan que prestar. Lamentablemente, los últimos Gobiernos nos han obsequiado con ministros/as de Sanidad que, con abrumadora mayoría, se han caracterizado por su elevado nivel de incompetencia, lo que en política parece ser un mérito (pocos, además, pertenecían a alguna profesión sanitaria). Descanse en paz el magnífico sistema MIR. La sociedad padecerá su muerte en unos pocos años.—

 La reforma fiscal propuesta por el Gobierno no reducirá la desigualdad ni creará un país más justo, no recaudará más para financiar políticas sociales, ni conseguirá que cada uno (individuo o empresa) pague en función de su capacidad económica real. El incremento de dinero en manos de los contribuyentes que anticipa el Gobierno como resultado de la reforma fiscal significa pan para hoy y hambre para mañana. Para casi el 70% de los contribuyentes el ahorro será de tan sólo 35 euros al mes, lo que no compensa en absoluto el incremento de gasto que los ciudadanos han tenido que hacer ya en educación y salud debido a los recortes en políticas sociales.
La reforma tampoco aborda el fraude fiscal. En un país donde se han recortado considerablemente las políticas públicas, ¿cómo se explica que no se dediquen más esfuerzos a poner fin a estas prácticas?
Sólo nos queda animar a los grupos políticos a que impulsen los cambios sustanciales durante el trámite parlamentario para que esta reforma sea más justa, equitativa y progresiva y responda a la construcción de una sociedad más cohesionada.—

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