viernes, 9 de diciembre de 2011

Minitrabajos para minieuristas; Queremos que la retribucion de los Inutiles-politicos sea el SALARIO MINIMO INTERPROFESIONAL 600 €

La nueva política económica española la resumió El Roto en una viñeta de sangrante actualidad: “Si no se puede devaluar la moneda, habrá que devaluar a la gente”. En esas estamos. Es la intención declarada de Mariano Rajoy, que esta semana ha pedido en privado a los sindicatos su colaboración para “una devaluación competitiva de salarios”: para que acepten rebajas en los sueldos de los trabajadores; los culpables, al parecer, de la pérdida de competitividad del país.
Como argumento de autoridad, Mariano Rajoy cita la famosa carta que este verano envió a Zapatero el entonces presidente del BCE, Jean Claude Trichet. Como nos temíamos, la misiva era un chantaje donde se establecieron algunas de las condiciones que debe cumplir España si quiere que el BCE proteja a nuestra deuda soberana, que es muy inflamable. Además de la reforma exprés de la Constitución, Trichet también exigía rebajas de los salarios y un nuevo contrato a tiempo parcial para jóvenes: minitrabajos por 400 euros al mes, según ha contado Rajoy a los sindicatos.
La propuesta está copiada de Alemania, que aprobó este contrato en 2003. Sin embargo, no hay que irse tan lejos para encontrar minitrabajos con minisueldos miserables: en España ya tenemos minieuristas (a jornada completa, no parcial como en Alemania) y el paro sigue igual de mal. Está el contrato de formación, que permite pagar durante tres años el 75% del salario mínimo a jóvenes de hasta 30 años: en total, 513 euros al mes. Y también tenemos las prácticas no laborales: convenios de hasta nueve meses para personas sin experiencia por sólo 426 euros al mes. ¡Qué tiempos aquellos en los que llamábamos “mileurismo” a la precariedad laboral!

Tres preguntas para Merkozy

¿Con qué credibilidad exigen Merkel y Sarkozy un nuevo pacto de estabilidad que ponga veto al déficit cuando fueron precisamente Alemania y Francia quienes dinamitaron el acuerdo anterior? El primer pacto murió el 4 de septiembre de 2003, en otro encuentro francoalemán. “Algunos erróneamente ven que el espíritu del pacto es asegurar sólo la estabilidad, pero es también un pacto para el crecimiento”, decía entonces el canciller alemán, Gerhard Schröder, arropado por el presidente francés, Jacques Chirac. Alemania y Francia coincidían en dos cosas: ambas habían incumplido los compromisos de Maastricht, con déficits superiores al 3%; ambas rechazaban como “dogmático” el empeño de apretarse el cinturón. “En este contexto, el énfasis sobre el crecimiento debería ser mayor”, explicaba Chirac. Sería un error pensar que ahora las tornas han cambiado. Siguen exactamente igual: tanto en 2003 como en 2011, los tratados de la UE y su interpretación dependen exclusivamente del interés francoalemán.
¿Con qué autoridad pide Merkozy “respeto” al BCE cuando son precisamente Alemania y Francia quienes pisotean cada día al resto de las instituciones europeas, del Europarlamento a la Comisión? Merkel asegura que los estatutos no permiten al BCE comprar deuda soberana. Es discutible que sea así, y tampoco hay ninguna línea en los estatutos del BCE que permitan a su presidente actuar como si fuese el ministro de Economía de la UE (o el embajador alemán), con poder como para exigir por carta reformas constitucionales urgentes a los países miembros.
Cuando Nicolas Sarkozy habla de refundar Europa, ¿lo hace con la misma voluntad, con la misma credibilidad y con la misma intención con la que hace apenas dos años nos prometió la refundación del capitalismo?

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