miércoles, 21 de noviembre de 2012

el Alzheimer es Rajoy como si nada malo fuera a pasarnos en una eternidad.




Rajoy es el Alzheimer

Mi abuelo olvidó su nombre. El alzheimer le derrotó cuando el telón del tiempo se corría en sus últimas palabras. Era un enfermo que dependía de mi abuela, una mujer octogenaria que no comprendía el extraño mecanismo por el que las costuras de un hombre, su hombre, se van deshilvanando hasta quedarse en un patrón en blanco. En cierto modo, nadie está preparado para enfrentarse al olvido. Yo tampoco. Soy incapaz de saber qué comí hace dos días, pero recuerdo el color del bañador que llevaba aquella noche en la que Italia rompió a codazos la nariz de Luis Enrique y la ilusión de un niño. La memoria es esférica, por eso me viene a la mente la foto en la que poso junto a mi abuelo vestido con la equipación de nuestro equipo favorito. Yo, repeinado e inocente, como si nada malo fuera a pasarnos en una eternidad. Él, orgulloso de que yo hubiera elegido sus colores.  Nada me dolió más en aquella maldita enfermedad que mi abuelo borrara de su memoria junto a quién posaba en aquella instantánea amarillenta que todavía se cuelga en una pared de casa de mi abuela. Así es el alzheimer, llega para quedarse y sólo se va cuando el enfermo abandona este mundo. Nadie termina de estar preparado. Ni Maragall, atendido en Boston; ni Adolfo Suárez, visita periódica del rey incluída. Mi abuela tampoco. Todos los familiaries de un paciente crónico saben que a veces hay que soportar demasiadas cargas. Para eso se aprobó la Ley de la Dependencia, para que las personas enfermas y sus familiares tuvieran una vida mejor. A mi abuelo se la concedieron, aunque la carta en la que se avisaba de ello llegara una semana después de su muerte.
Hoy en día, a la dificultad de ser enfermo hay que añadirle nuevos obstáculos anímicos. Ya no sólo son los síntomas, ahora, el paciente también debe enfrentarse a los recortes en investigación, un portazo en la única posibilidad de salida para escapar de nuestra mala suerte. Por si fuera poco, la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales de España aseguró este fin de semana que la Ley de Dependencia ha sufrido en el último año una “demolición controlada mediante reales decretos“. La llegada del Partido Popular al gobierno ha supuesto a través de distintas decisiones la eliminación de casi 1000 millones de euros en la partida presupuestaria para la dependencia. Según explican los gerentes: “más de la mitad de los 239.000 dependientes que hay, morirán sin haber recibido nuestra atención”. Como mi abuelo, como tu abuelo. Ana Mato, bendito apellido.
Mariano Rajoy y su gobierno son el alzheimer de los avances sociales,  una enfermedad que ataca el estado del bienestar hasta deshilacharlo por completo y dejarlo en blanco.  Nadie está del todo preparado.  Sin embargo, ahora, yo no quiero ser cómplice. Esta vez, de todos depende encontrar la cura. El laboratorio es la calle. Si ahora nos olvidamos de protestar, puede que algún día nos toque enfrentarnos al momento en el que nuestros padres descuelguen de su memoria las fotos que se hicieron con nuestros hijos.
Siempre pensé que, a pesar de que los políticos aparentan preocuparse únicamente por el dinero (el suyo y el de sus familiares), el interés general del fútbol en televisión, el aplauso y la connivencia, la autoperpetuación en el poder, el sueldo vitalicio, contentar a todos pero ayudando solo a los poderosos, la sonrisa falsa y el “echarbalonesfuerismo” como arte; que, a pesar de eso, una importantísima labor, una gestión imprescindible de nuestra sociedad, siempre a punto de irse a la mierda si no fuera por ellos, se llevaba a cabo en la sombra. Que nos quejábamos por tonterías porque ellos garantizaban que fueran solo tonterías lo que nos pudiera preocupar. Y al pensar eso, me echaba en cara mi superficialidad y mi tendencia a la queja poco fundamentada.
Ahora, que me hago mayor tirando a viejo, me sigo quejando, pero se me está olvidando echarme en cara las cosas.
Quizá piensan que la selección de especie la pueden hacer ellos una vez que tienen dinero para ellos y sus familiares y pueden ir a buenas residencias , tener personas que les cuiden o ir a la sanidad privada. Miran el mundo desde arriba y para los de arriba.
Siento rabia asco y desesperación por la falta de humanidad de los católicos apostólicos y romanos.
Calle calle y calle
gracias por recordar que existe la enfermedad, los que la sufren, los familiares que la padecen, los que trabajan dia a dia con ella, nos preguntamos ¿ que hemos hecho, porque siempre les toca a los debiles ?
los que mandais porque os hemos elegido no nos dijisteis que os cargariais
la ley de dependencia, que culpa tienen las personas que padecen alzheimer, de que al diputado de turno se le tenga que dar dieta aunque viva en Madrid, sabeis que con esa dieta mensual que algunos cobrais es el
importe que dan durante 6 meses a los familiares de muchos enfermos.
Y vosotros creeis que es justo, si os lo pregunto a los que no teneis la capacidad de comprender que habeis conseguido hacer en la sociedad que vivimos unos ciudadanos de 1ª como vosotros, y otros de 6ª como el resto y si mi familiar muere por falta de medios con los malditos recortes
os lo comunicare uno a uno, para que os quede en la conciencia, si es que teneis

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